My expression is not through words, it’s through images. The world around us assaults me constantly with textures, events, with the punches and caresses of a chaotic reality… and I have to give them body. My work is a response to what they call being alive, alive and wagging my tail. The clue is in the creation of visual bodies, whether in my paintings or in the animations that throb with pirouettes in space; those textures, that universe that materializes in my work.

  The violence, the caresses and the revealing colors of so many objects and women and men, dogs and vehicles live in the dynamic spaces of my experience and the recreation of all I’ve seen and done. I am thrilled by expressing what strikes and embraces me. And when the world becomes overwhelming and incoherent I have to free myself of its grip through sarcasm and irony. As most Cubans I manage to free myself of cheap melodrama with a sharp sense of humor. My work is a mixture of dramatic encounters and a constant mockery of what chokes or pretends to destroy me. And again, as most Cubans I live by destroying and recreating.

  I do not work with sterile premeditation, I work sort of in a trance, an enchantment. I reject all that pretends to impose a phony harmony, an intellectualism that often assassinates true creation. I strive for the creation of narratives, not being confrontational but always playing with double meaning and humor, An earthly and sarcastic vision, where there is always the human element although it’s expressed through my subjectivity, through my eyes that incarnate and materializes space. Although I smell and touch and move around, I am expressing my world. It’s a struggle to release all that accumulates inside me so I can find liberation; I sweat with every stain, with every gesture… but never forgetting that truth is to be born and to die and be reborn with a joyous guffaw.

 

 

 

 

 

 

 

   Mi forma de expresión no es la palabra, son las imágenes. El mundo que me rodea me asalta con texturas, sucesos, golpes y caricias de una realidad caótica… y tengo que darles cuerpo. Mi obra es la respuesta a eso que llaman estar vivo, vivo y coleando. La clave está en la creación de cuerpos visuales, sean mis cuadros, sean las animaciones que incluyen el movimiento en el espacio de esos cuerpos, esas texturas, ese universo que se materializa en mi obra.

   La violencia, las caricias y los expresivos colores de tantos objetos y hombres y mujeres, perros y vehículos viven en los espacios dinámicos de mis experiencias y mi recreación de todo lo vivido. Gozo dándole expresión a todo lo que me golpea y abraza. Y cuando el mundo es abrumador e incoherente tengo que romper su garra con el sarcasmo y la ironía. Como todo cubano logro librarme del melodrama barato con un agudo sentido del humor. Mi obra es una mezcla de situaciones dramáticas y una burla constante de todo lo que me sofoca o pretende destruirme. Y como todo cubano vivo destruyendo y recreando.

   Trabajo no con estéril premeditación, trabajo en una surte de trance, de encantamiento. Rechazo todo lo que pretende imponerme un falso ordenamiento, una intelectualización que suele asesinar la creación. Intento crear narraciones, no frontales sino más bien jugar con el doble sentido y el humor. Una visión terrenal y sarcástica, donde siempre está el ser humano aunque sea yo el sujeto, los ojos a través de cuya mirada nace mi espacio animado. Aunque huelo y piso, estoy dándole expresión a mi mundo. Es una lucha por liberar todo lo que tengo dentro para así emanciparme, sudar cada mancha, cada gesto… sin olvidar que la realidad es nacer y morir, y renacer.